TIBIDABO 10 - Jesús Beades
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TIBIDABO 10

UNA FOTO DEL MAR

Un sol que se deshace, al fondo del océano.
El coche de mi padre, aparcado en la arena.
La guitarra, y gin-tonic. Una estampa frecuente.
Esa imagen reposa en una foto vieja.

En la foto relucen los azules y verdes
que se funden en gotas de un oro de otro tiempo.
Puedo oír las canciones, las risas y las bromas
si me quedo un buen rato, sobre la foto, atento.

Mi padre se diría que siempre estuvo así:
junto al mar, con amigos, tocando la guitarra.
Los lunes laborables y los años más duros
son sólo un desenfoque, no son apenas nada.

Yo miro muchas veces a mi padre en la foto.
Me pregunto qué piensa, si sabe que en su vida
se acabará la fiesta, se callarán las voces,
y la noche será, para él, negra y fría.

Ese azul de la noche que se mete en la foto
tiene sombras de muerte, que entonces no veía.
El vuelo de unos pájaros muy feos y muy negros,
y acordes que se rompen y, roncos, desafinan.

Escribo estos renglones por si un día mis hijos
miran mi foto y dicen: papá, qué pensaría.
En la foto estaré también con los amigos,
tocando la guitarra, bajo la noche fría.

BENDITOS SEAN

Bendito sea Youtube, y mi móvil con cámara,
bendito sea el wi-fi y los satélites,
bendito sea el Señor que dio la inteligencia
a Bill Gates y a Steve Jobs,
bendita sea la industria tecnológica
y esta economía de mercado,

porque gracias a ellos puedo verte
una vez y otra vez en este vídeo
de tres minutos diez,
tocando juntos en mi casa, un día,
“Macarra de ceñido pantalón”.

LA ESPADA

Era la Feria Medieval de Córdoba
y había allí más gente que en la guerra.
Nos invitabas, como siempre, a copas
después de la comida y sobremesa.

Entre justas de falsos caballeros
lo pasamos en grande aquella tarde.
Tañían sus laúdes los actores,
se encendían antorchas que no arden.

Había ambiente, no sé, como de fábula.
Un color diferente en cada rostro.
(O tal vez es que ahora mi memoria
le añade un filtro suave a cada foto).

Estabas tan feliz que, de repente,
me regalaste algo que quería:
una espada muy chula, como Excalibur,
porque estaba yo entonces con la esgrima.

Por un momento, tuve nueve años,
en vez de veinticinco, y tú eras joven.
En vez de acero, plástico barato,
con el que combatir con gladiadores.

La luz de aquellas horas no termina,
y sigues regalándome la espada.
En un lugar de mí sigue ocurriendo.
Debe de ser lo que llamamos alma.

MADRID

Madrid era un viaje de ida y vuelta,
una aventura de bolsillo breve.
Era el museo siempre, y eran bares,
era el Retiro, y eran muchos libros.
Mi padre fue a Madrid miles de veces.
Madrid ya es para mí una tierra santa.
Cuando piso sus calles, siento el tiempo
dando la vuelta sobre mi memoria,
abriéndome los brazos, y diciéndome:
la luz de la ciudad es toda tuya.
Olvida el luto ya, súbete al tren.
Serás feliz aquí siempre que vuelvas.

FORD TAUNUS

Mamá tenía libros y más libros
y papá una guitarra.
Yo tenía muñecos y cartones
debajo de una sábana.
En mi casa sonaban rocanroles
y yo tarareaba,
sin darme cuenta, todas las canciones
y no pensaba en nada.
Un coche grande -de segunda mano-
que va hacia la montaña.
Con treinta grados, cintas de cassette,
mi hermano vomitaba.
El coche sube por paisajes húmedos
con pinos y con vacas.
Voy cerrando los ojos, cabeceo
y treinta años pasan.
A veces, cuando todos se han dormido
y está la casa en calma,
me parece que sigo en aquel coche
pero mis padres callan.
¿Cuándo llegamos? digo. Y no contestan.
Sigue el coche su marcha.

TELÓN

Se levanta el telón. Se ven corbatas,
señoras con zapatos de tacón.
Mis tíos son pequeños, corretean.
Mi abuelo con la misma edad que yo.
El corte de los trajes y el peinado.
El crepitar de un inconstante sol.
Mi madre es una niña que, de blanco,
parece que va hacer la Comunión.
Mi padre es un muchacho con bigote,
camisa sin el último botón.
Y entran a casarse en la parroquia.
Son felices, no saben que ahora yo,
cuarenta años después, los miro, absortos
cómo sonríen tímidos los dos,
cómo dicen los votos, muy nerviosos,
y el cura les dedica su sermón.
Cómo la luz, que baña esta secuencia,
se apaga poco a poco. Y cae el telón.

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